La mayoría de los jóvenes empieza a beber muy pronto, antes de los 14 años.
Empiezas casi sin darte cuenta, porque quieres vivir el fin de semana al 100% y crees que con el alcohol será el doble de… ¿divertido? Sí, como no… Pero si te enganchas ahora, las consecuencias no se harán esperar.
A eso que llamas “un traguito”, sigue una y otra copa. Y otra más… hasta que dejas de ser tú. Ya no eres el doble de guapo, ni el doble de simpática ni el doble de sexy…
El alcohol tiene efectos mucho más graves en los adolescentes que en los adultos, porque están en pleno proceso de crecimiento.
Algunos hechos acerca del alcohol y el envejecimiento:
Algunos estudios han demostrado que a medida que la gente envejece, se vuelve más sensible a los efectos del alcohol. Es decir, la misma cantidad de alcohol puede tener un efecto más fuerte en una persona mayor que en otra más joven.
Algunos riesgos de tipo médico, como la tensión arterial alta, las úlceras y la diabetes, pueden empeorar con el consumo de alcohol. Algunas medicinas — tanto las recetadas como los que se venden sin receta — pueden ser peligrosos o aún mortales al mezclarse con el alcohol.
Esto constituye un asunto de especial preocupación en la gente de mayor edad, porque la persona promedio de más de 65 años de edad toma al menos dos medicamentos al día. Ejemplos: la aspirina puede causar hemorragias en el estómago y en los intestinos. Si usted toma aspirina mientras ingiere alcohol, aumenta el riesgo de sufrir una hemorragia. Las medicinas para la gripa y las alergias (los antihistamínicos) a menudo le producen sueño a la gente.
Cuando el alcohol se combina con esas medicinas, puede hacer que la somnolencia empeore y que el conducir un vehículo sea aún más peligroso. El alcohol utilizado con grandes dosis de acetaminofen para calmar el dolor puede aumentar el riesgo de afecciones al hígado.
Si usted está tomando medicinas que requieran receta médica o no, consúltele a su médico o a su farmacéutico si puede ingerir alcohol sin que corra ningún riesgo.